jueves, 4 de abril de 2013

Cruce de caminos. Analectas de un encuentro pasional en Ámsterdam.





El mundo es cada vez más pequeño. Por eso los abrazos irradian un calor tan sensitivo. El horizonte en lontananza no lo es tanto cuando uno llega al lugar que le hará sentirse cómodo y dispuesto. No dudé entre mis ansias al partir para ver, con mis propios ojos, a mi hija acompañada de una familia artística, invitada a escuchar el suave deambular de barcos entre edificios vetustos. No salí de un sueño, entré en otro. Era la segunda vez en mi vida que pisaba la tierra ganada al mar, el olor de la evasión por las calles empedradas de humo extático y la convivencia de personas dispuestas a ver el sol a pesar de las nubes que recuerdan la lejanía del Mediterráneo. 

Mi obra fotográfica, ese vástago viajero que me precede siempre, llegó a Ámsterdam hace días con un grupo de trabajos artísticos que fueron seleccionados para ser expuestos en el Centro de Hispanohablantes de la capital holandesa. Con el céfiro a favor, desembarqué en la tierra de los tulipanes en una escapada frugal para conocer el crisol que sigue siendo la ciudad de los canales. 

Allí, desde hace diez años, una asociación sin más lucro que la humanidad de la persona, navega para que los viajeros de habla hispana que recalan en la ciudad, tengan un asidero bienhechor donde empezar a entender la cultura en la que se sumergen. Un faro de luz que intenta agrietar las procelosas sombras de incertidumbre tan prolijas en nuestros tiempos. El Arte puede ser, hoy más que nunca, la savia de todo aquel que se sienta vivo a pesar de las tormentas que acometen con furia los barcos a la deriva que provoca la situación actual. Un equipo de personas lo entendió así y se pusieron en marcha para traer dieciocho obras de nuestra piel de toro. Miguel, un uruguayo asentado en Ámsterdam desde hace treinta años, es el coordinador de este centro. Un catalizador, canalizador de voluntades recíprocas. Con un tacto humano tan caluroso, uno deja de sentirse foráneo. Y allí estaba yo viendo nuestras obras, compartiendo con otras personas el sentimiento artístico que no conoce lindes. 


El día veintitrés de marzo, con el sol evadido y unas calles ensordecidas por el viento, mi acompañante y el que suscribe, arribaron a un barrio de la ciudad donde las aguas no se vislumbran y la población residente se convierte en una mezcolanza de culturas que supera ampliamente el centenar de nacionalidades. En ese entorno, como núcleo de encuentro, se haya el Centro de Hispanohablantes. En dos pisos se realizan toda clase de actividades, tanto de formación como de diversidad cultural. En la zona de arriba, la galería brilla con luz propia; albas paredes vestidas de un delicado compromiso artístico, el que asumimos los autores al concebir esa parte de nuestro Ser que es la obra. Desde pinturas, fotografías, diseños y dos vídeo creaciones; la exposición convocada ha dado un resultado de lo más completo. Para conocer a los autores, antes de subir las escaleras que nos llevarán a la galería, encontramos un cuaderno con toda la información necesaria para descubrir a los artistas. Signos QR se convierten en la puerta informativa para el móvil. Y por supuesto nuestra red de redes, Internet, donde nos albergamos los miembros de Arstudents. 

A pesar de los tiempos que corren, hay cosas, creedme, que no pueden digitalizarse. Entre ellas, el ver una obra ahí, delante de nuestros ojos y nuestra conciencia. El entorno holandés es de los más propicios. Una tierra abierta al Arte que se cuela por las calles, las aguas y sus iglesias cristianas protestantes convertidas en museos y galerías de exposiciones. Los holandeses tienen ese afán de respeto y tolerancia propio de la confabulación del mestizaje. La globalización siempre estuvo precedida por los flujos humanos en busca de una nueva vida. Por eso, los barrios convertidos en torres de Babel, necesitan centros como el que nos atañe. Y si el Arte aúna, puede ser una piedra más en esa inmersión cultural que convierte al extranjero, e incluso al apátrida, en un ciudadano del mundo, de un orbe sin fronteras.

Entrar en una exposición es viajar de la mano del artista. Y la variedad de creaciones seleccionadas para la ocasión, conforman un paseo variopinto pero elegido con un gusto de vestido que encaja sutilmente en la puesta en escena de la muestra. A través de Taller26 se hizo una convocatoria a modo de concurso. Y es lógico pensar que las personas que eligieron las obras a exponer, tendrían el doloroso cometido de dejar fuera no pocas candidatas. Viendo in situ la muestra resultante, el conjunto guarda la armonía de un abanico proclive a satisfacer el paseo placentero del que desea encontrar la variedad bien conjugada. El resultado final es esta exhibición de autores que deleitan al ojo y alimentan las almas hasta saciarlas, con el buen regusto que deja un manjar suculento en medida y exquisito en su delectación. 


Uno de los coordinadores del centro, agitador de actividades, nos cuenta sus proyectos. Ruud, así se llama, es una de las piezas clave para la integración. Es más, para ese afán comunicativo, intrínseco al Ser Humano, que es el comunicarse. La respuesta de la gente a las actividades que desarrollan, hace pensar que ese hambre de conocer calor humano, sigue siendo el motor de la vida. Es por ello que la labor de este centro es y en el futuro seguirá siendo, primordial con los tiempos en los que vivimos. Una mano amiga, unos ojos que te prestan atención, una sonrisa que dice no estás solo... ¿No es acaso un salvavidas para aquel que deja a sus espaldas la tierra que le vio nacer y a sus deudos? Por eso nuestro compromiso artístico reviste una importancia clave. Los límites establecidos, más en la mente de las personas que en el mapa, se rompen al concebir una obra artística. Y como nuestros hijos, viajan mostrando una parte de nosotros mismos. Los lenguajes artísticos de las diferentes disciplinas, no llevan pasaporte, se identifican con el sentimiento.

La variedad de percepciones que tenemos las personas, convierten las exposiciones de Arte en un diálogo fluido en el que se cuenta con el espectador. En este caso se produce el mismo encuentro. Desde obras conceptuales hasta trasposiciones fotográficas.   Desde técnicas digitales hasta el uso de materiales desechados. El abanico de percepciones artísticas resultante es enriquecedor. Se confirma una vez más, que el Arte conlleva mensaje y sensibilidad.

Tras asistir a la inauguración del evento, Ámsterdam me pareció más amable aún si cabe. Deambular sobre el provecto empedrado multirracial, contar hasta el desmayo las ruedas girando en sus bicis. Ver esas casas ancladas en el tiempo, mientras respiro el perfume de la evasión verde humeando en labios sin convencionalismos sociales, que a pesar de estar acotados a determinados lugares, imbuyen la atmósfera del casco antiguo de la ciudad. Todo eso y más, me hizo apreciar Claroscuro en un marco ideal. Y junto a todas las obras participantes, transformar el proyecto del Centro de Hispanohablantes en un tulipán multicolor que da vida a este enclave europeo. 


Nos fuimos cuatro días después. Mi obra y las de mis compañeros seguirán hasta el día 26 de abril. En Internet la posibilidad se expande, es una invitación para no perder esta reunión de Arte. Y si se tercia el periplo, os recomiendo no vacilar un instante en pasar por la calle Willem Schoutenstraat 1A de Ámsterdam y entrar en este corazón latente de culturas. A ellos, mis más sincero agradecimiento por todo lo que hacen. Está de más que les anime a seguir así pues comprobé personalmente que su energía es inagotable. Estoy seguro de que darán más frutos de los que sentirse reconfortados. Porque son más necesarios; para ellos y para todos.

Queda el sabor de un aroma al que estáis todos invitados. Una puerta sin pomo por permanecer siempre abierta sobre un umbral que no lo es tanto si el viajero se embelesa a cada paso. El que se ha dado con esta exposición dejará una huella imborrable. A pesar de nuestros tiempos, el mundo es cada vez más pequeño, más humano.






2 comentarios:

  1. Congratulations!!!
    Eres un gran artista y fotógrafo, pero además eres un escritor con una pluma exquisita.

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  2. Enhorabuena por tu participación. Saludos.

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