miércoles, 22 de junio de 2011

A la altura de mi andar.



A ras de suelo se encuentran muchas cosas. Estamos acostumbrados a pisar restos, fases finales de una vida, escombros de existencias que el viento trae aquí y allá, cuyo destino pasa por el zarandeo de un operario de limpieza pública. Pero no todo lo que se encuentra uno en el suelo, es algo antipático a la vista.

Hace pocos días, una tarde atosigada por el bochorno de un día abrasado por el sol, vi esta escena que me invitó a ser fotografiada de inmediato. Una hoja reposaba sobre el suelo asfaltado. El contraste de dos elementos tan anodinos, me pareció subyugante. Y la fotografía resultante, cobró un significado especial para mí. Dos elementos muertos, pues la hoja no es en ese momento sino el último estertor de vida, formando una obra sublime basada en dos mundos condenados a coexistir. Además, la hoja caída, aún verdosa, posee un equilibrado diseño, tan bello que no hay fondo en su acompañamiento que desentone. Ni el terrible asfalto que, con su calor acumulado del día, la secará más rápidamente, estorba en esta bella composición.

Todo, a mi modo de ver, es fotografiable. El que observa, determina la percepción. Y ver más allá de lo evidente es el sueño que no tiene límites; es la mirada que se alarga hasta fundirse con el horizonte. De esta manera, hasta con las cosas más simples o baladíes, se puede hacer Arte.

Y en este caso, la obra artística no la hice yo, mi fotografía. La hizo una dulce hoja caída hacia el abismo de una muerte segura. Hasta que alguien o algo la haga desaparecer, la Naturaleza, nuestra sociedad asfaltada y el guiño del Destino azaroso, nos habrán dado una muestra de sencillez, de profundidad y de candor. Por lo menos, para un simple peatón que pasaba por ahí mirando al suelo.


2 comentarios:

  1. Interesante fotografía. Soledad y tristeza me inspira esta foto, también serenidad.
    Muy diferente a lo que nos tienes acostumbrados, un paso más.
    Me gusta. I. Mallor

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  2. No se trata tan solo de mirar, sino de ver y además saber transmitir. Es como si la vida se posará en la soledad de un planeta muerto. Me gusta.

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